SOJALANDIA



jueves, 6 de septiembre de 2012


QUEJOSOS

Entre la difusa fauna de quienes critican al gobierno nacional están muchos de aquellos que más dependen de él en su vida laboral. Así es que se oye, vociferar desaforados, a quienes viven, de las más variadas formas, de los estados provinciales, municipales y nacionales. Extraña paradoja.
Con curiosidad vemos innumerables casos de empleados en distintas reparticiones oficiales que destilan odio por el impuesto a las ganancias sin ver el trasfondo solidario de tal postura, o se suman al coro decrépito que clama por la desdolarización, sin discutir siquiera el perfil de cambio, en el paradigma cultural y productivo, que tal decisión conlleva.
Además de estos especímenes se suele ver a varios otros en la misma postura, por ejemplo aquellos que critican un plan de gobierno pero ocultan su pertenencia y/o simpatía con aquellos grupos empresariales hostiles al modelo pero parásitos de él, tal el caso de los que viven de los medios de comunicación opositores, pero que bien cobran fabulosas sumas de dinero en calidad de publicidad "oficial",
También están los casos de aquellos que trabajan para los aberrantes antros de juegos de azar, o para los saqueadores peajes en las rutas, o en los bancos que alguna vez fueron gerentes recaudadores de los felizmente acabados casos de los esquilmadores de trabajadores con el verso de las afjp.
Se quejan los grandes terratenientes, esos que siempre recurren a las ayudas del estado cuando cosechan poco pero nunca quieren aportar cuando hacen cosechas récord o cuando lo que producen sus tierras obtienen precios en millonadas.
Bueno es que, por tener todo el tiempo ocupado elaborando nuevas tácticas de ventas, nuevos productos y trabajando para imponerlos en un mercado activo, no se quejan los comerciantes, ni los fabricantes de insumos de uso cotidiano, ni los productores de comidas, ropas y bebidas... entre otros.
No vamos a descubrir nada nuevo en el rastreo de las razones que llevan a dichos quejosos a tomar tal postura. Son las mismas de siempre. Hay quienes las plantean con una postura ideológica. Son quienes predican que el "sistema" de vida mundial va por un camino errado y proponen un cambio total. Para ellos nada que se haga dentro de estos parámetros es viable así que se oponen lisa y llanamente. No les importa ni eso que ellos llaman "parches sociales". Se les entiende el error tomado y acepta. Son los menos.
Junto a estos se puede ver a quienes critican, obstruyen e insultan parados en uno de los suelos más embarrados: la envidia. Esta gente toma esa postura agresiva contra nuestro gobierno  solo porque sus propios referentes, y ellos mismos, son incapaces de tomar el tipo de decisiones que cambian paradigmas. Son minoría también pero se hacen sentir. Escupen odio, son de cuidado ya que no entienden razones.
Hay más de estos grupejos, pero por último en esta crónica, están aquellos que se quejan sin argumento alguno. Esos hincha pelotas que se lo pasan repitiendo lo que escuchan en la radio facha, del almacenero tacaño o en los canales televisivos corruptos. En general estos bichos son unos perezosos que no averiguan nada, les interesa poco y de lo que menos tienen ganas es de aprender y entender. Son bastantes, inútiles pero contagiosos.
Como se dijo, es el contrasentido de los que hacen de la queja una terapia contra sus propios fantasmas.
Quién más debería reclamar por algunas posturas equívocas de nuestros comandantes en el Gobierno, que están pero con acabadas muestras que se trabaja en ello, soy yo, o quienes como yo, vivimos al día sin que los gobiernos tengan poco y nada que ver con nuestras ocupaciones. Nosotros trabajamos también, y somos varios cientos de miles por no decir millones que cada día a alguien brindamos un servicio, cobramos por él y sobrevivimos ese día. Al otro igual. Así siempre. Y pagamos el IVA en todo lo que compramos sin chistar, los otros impuestos agregados por nuestros municipios a cada servicio que usamos, pagamos el sobreprecio en la tarifa de energía, arancel que mantiene los onerosos sueldos de otros muchos quejosos de trazos articulados por el gobierno nacional. Pagamos las nada discriminativas, y cero solidarias, tarifas de las empresas de tevecable y de comunicación, esas que aprovechando que sus concesiones fueron echas sin control ni previsión alguna, saquean sin diferenciar a terratenientes de cartoneros. Nosotros y nuestros hijos estudiamos en colegios públicos con docentes que, con y sin razón, culpan del abandono educativo, la desidia, la falta de contenidos curriculares y su magro sueldo al gobierno, pero no denuncian el profundo perfil de "improductivos" que han tomado muchos de ellos en cuanto esquivan el camino del sacrificio que tomaron cuando abrazaron esa sagrada vocación...   Y todo esto solo como algunos ejemplos. Nosotros sí justificaríamos quejarnos, pero no lo hacemos, nosotros apostamos nuestra piel y nuestra alma  a que todos juntos saldremos adelante por fin, como ciudadanos de un país inclusivo, sin sectarismos vacíos ni quejas vanas.  
06/09/12                                           Javier Tissera